AL SECRETARIO de Seguridad Estatal, Gilberto Loya, parece que le está saliendo el tiro por la culata. Y es que eso de tener a dos funcionarios de la Secretaría como dirigentes del PAN —tanto en Ciudad Juárez como en la capital— se ha convertido en una jugada política que está generando más problemas y señalamientos que beneficios.

El detalle es que las críticas no se dirigen a quienes manejan los enjuagues políticos, sino directamente a la gobernadora, lo que complica todavía más el panorama. Nos cuentan que esa “doble chuleta” de Ulises Pacheco en el PAN de Juárez y César Komaba en el de Chihuahua capital no durará mucho. Al parecer, para los buñuelos de diciembre ambos tendrían que decirle adiós a la placa de policías.

Y con más razón en el caso de Juárez, donde el blanquiazul necesita tiempo completo y trabajo de campo, porque hoy por hoy, dicen, Ulises Pacheco podría hacer la asamblea municipal arriba de un bocho… ¡y todavía le sobra espacio!

Quizá Daniela Álvarez debería ya ponerles un límite de tiempo y pedirles que elijan dónde quieren quedarse: en la función pública o en la dirigencia partidista.

MIENTRAS tanto, nuestros ínclitos diputados y diputadas federales ya tienen sobre la mesa un proyecto para subirse el sueldo a 113 mil pesos mensuales.

La propuesta del dictamen del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026 deberá ser avalada en la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública el próximo lunes a las 11:00 a.m., y posteriormente discutida en el Pleno de la Cámara de Diputados a partir del martes.

El Anexo 23.3.4 del PEF 2026 destaca además que cada legislador recibiría un aguinaldo de 147 mil 438 pesos y un seguro de vida institucional por 59 mil 984 pesos, entre otras prestaciones.

Así las cosas con los diputados federales de la “tómbola del pueblo”, esos que juraron que “ya no serían iguales”.

En la Opinión: Marco Aurelio Guevara y Juan Pablo Macías.