A un año de su inauguración total, el Tren Maya, la obra insignia del expresidente Andrés Manuel López Obrador, opera muy lejos de las expectativas.
Documentos oficiales revelan que el sistema ferroviario apenas transporta 3,200 pasajeros diarios, equivalente al 5% de los 74, 000 proyectados por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) para su primer año de servicio.
Pese a sus 1,500 kilómetros de vías y la promesa de detonar la economía del sureste, el tren circula con vagones casi vacíos, mientras que en varias estaciones hay más elementos de seguridad y personal de limpieza que usuarios.
El turismo que llega a Quintana Roo, Yucatán y Campeche continúa moviéndose mediante: Tours privados, Empresas de autobuses, Transporte contratado por hoteles y Vehículos rentados.
Visitantes de Alemania, Portugal, Polonia y España declararon que ni siquiera han visto indicaciones para usar el tren o no sabían que existía y el supuesto beneficio para los habitantes locales tampoco se ha materializado.
El costo-beneficio del Tren Maya sigue en duda. Las expectativas prometían un boom económico y turístico; la realidad muestra un tren caro, cuestionado ambientalmente y con una operación mínima.







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