Se busca Julio César Chávez para edil, porque “Canelos” ya tenemos muchos.

Oct 30, 2025 | Opinión

Perfilarse para la presidencia municipal de Chihuahua es, hoy por hoy, una de las misiones más complicadas del escenario político local. No porque no haya aspirantes los hay, y de sobra, sino porque ninguno parece tener lo que más escasea en la política moderna: conexión social.

A diferencia de la candidatura por el gobierno del estado, donde las apuestas suelen estar más cantadas que el Rey en alguna cantina, en la capital la situación se siente más como una tómbola vacía. Los posibles candidatos de Morena y del PAN se sostienen en el trabajo hecho en sus respectivos municipios; uno presume gestión y obra en la capital, el otro presume orden y progreso en el norte del estado, pero cuando la conversación se traslada a la capital, el entusiasmo se desinfla como globo de mitin después de la foto oficial.

El panorama es curioso: en la capital no hay quien despierte verdadera emoción o empatía. Chihuahua parece estar huérfana de figura, de rostro, de ese personaje con el que uno pueda decir: “sí, ese quiero que sea mi alcalde”.

Y quizá alguien argumente que lo importante no es el carisma, sino el trabajo. Pero, seamos sinceros, en la política moderna la conexión emocional es tan o más importante que la gestión. 

La gente no solo vota por quien promete trabajar, sino por quien logra convencer que entiende lo que pasa en la calle.

Hoy, los nombres que suenan, los “destapados”; más que surgir por consenso entre sus simpatizantes o por liderazgo natural, Ellos levantan la mano porque alguien debe hacerlo desde las trincheras tan desgastas que hoy son los benditos partidos políticos. No son señalados desde la estructura, ni aclamados por la base; simplemente se anotan. Y eso, más que motivar, preocupa.

Porque si algo ha cambiado, es la fe ciega en los partidos. Nadie está dispuesto a entregar el voto como acto de confianza automática. Hoy, la afinidad pesa más que el color, y el hartazgo ha dejado de ser discurso para convertirse en criterio, y más cuando los apoyos sociales son las nuevas promesas de campaña, por que el ciudadano quiere mas por hacer menos.

Y es raro, hoy por hoy gracias a las redes sociales y a las nuevas formas de hacer política en el mundo y el país se convierten en contiendas mediáticas y por ende se sufre el mismo síndrome que el Canelo Álvarez: puede ganar todos los títulos, tener récord impecable y millones de seguidores, pero jamás será considerado “el mejor boxeador de México”. ¿Por qué? Porque no cumple con el molde que el mexicano quiere ver en su héroe: no ha sido pobre, ni borracho, ni mujeriego. Y aquí, en Chihuahua, seguimos esperando al alcalde que nos recuerde más a Julio César Chávez que a un político de spot.

Hoy Chihuahua necesita fajadores con disciplina, calle y corazón, que busque ir pelea por pelea y no comenzar a pensar en levantar el titulo mundial sin ganar su primer combate, pero mientras llegue, nos queda seguir esquivando jabs de discursos bonitos, fintas administrativas y uppercuts de promesas. Total… en esta ciudad peleamos todos los días: contra el clima, contra los baches y contra los semáforos descompuestos.

Julio C. Rodríguez Ornelas.Nacido bajo el signo de Tauro, Mercadólogo de profesión con más 15 años en el área de publicidad, comunicación y producción audiovisual. 

Asegura que las pizzas están sobrevaloradas y piensa que la gente ausente causa una mejor impresión.

Julio C. Rodríguez Ornelas.

Nacido bajo el signo de Tauro, Mercadólogo de profesión con más 15 años en el área de publicidad, comunicación y producción audiovisual. Asegura que las pizzas están sobrevaloradas y piensa que la gente ausente causa una mejor impresión.

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Alfredo Martínez

Alfredo Martínez Sosa es Editor en Jefe de Noticieros Radiorama, donde encabeza el trabajo informativo con responsabilidad, liderazgo y compromiso hacia la audiencia. Con más de 20 años de experiencia en el periodismo, ha desarrollado una sólida trayectoria en medios de comunicación, destacando por su capacidad de análisis, su rigor profesional y su visión crítica de la realidad social y política de Chihuahua y del país.

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