El anuncio de que Bad Bunny encabezará el espectáculo de medio tiempo de la Super Bowl 2026 ha generado un fuerte debate en Estados Unidos.
Mientras millones de fanáticos celebran la elección de uno de los artistas más influyentes del mundo, voces cercanas al Gobierno han mostrado rechazo, llegando incluso a vincular el evento con operativos migratorios.
La decisión de la NFL ha encendido un debate político y cultural: mientras sectores conservadores rechazan la actuación en español en el escenario más visto de la televisión estadounidense, millones de seguidores ven en Bad Bunny una representación de la diversidad y el peso creciente de la comunidad latina en Estados Unidos, que suma ya más de 60 millones de personas.
El próximo 8 de febrero de 2026, en el estadio al sur de San Francisco, Bad Bunny tendrá la tarea de demostrar, frente al mundo, que su propuesta artística puede trascender fronteras, a pesar de las críticas y la presión política.
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