La presidenta Claudia Sheinbaum anticipó que no asistirá a la inauguración del Mundial 2026 en el Estadio Azteca. El anuncio lo realizó durante su conferencia de este lunes 10 de noviembre.
Sheinbaum recibió el boleto número 001 para la ceremonia de apertura, entregado por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino; sin embargo, señaló que lo regalará a una niña o joven aficionada al fútbol que no tenga la posibilidad económica de asistir.
Cabe recordar que, desde junio de 2025, la mandataria había manifestado sus reservas respecto a acudir, al señalar que “la política es para unas cosas y el deporte es para otras”.
No obstante, la decisión no ha pasado desapercibida. La presencia de un jefe de Estado en un evento de esta magnitud tiene una relevancia simbólica y diplomática considerable. México es una nación profundamente futbolera, el Estadio Azteca es un recinto histórico y la inauguración reunirá a mandatarios, representantes internacionales, organismos económicos y líderes globales.
La ausencia de la jefa de Estado podría interpretarse como un mensaje político, independientemente de su intención.
Aun así, la presidenta parece tener la postura definida. Veremos cuál es el impacto final de esta decisión en la arena nacional e internacional.
Por otra parte, como era de esperarse, durante la marcha del PAN el día de ayer —que tuvo una participación aceptable después de años sin movilizaciones significativas— no faltaron los aspirantes que aprovecharon para tomarse la foto y generarse promoción. Todos quieren aparecer, todos buscan figurar. Nada nuevo.
La narrativa interna es que “estuvieron ahí”, en apoyo al PAN y a la gobernadora Campos. Sin embargo, el verdadero juego comienza a finales de año: 2026 está cerca, la competencia será dura y los números actuales no son especialmente favorables.
En Morena también están en calma… por ahora. Pronto harán lo propio para mostrar músculo.
Nos comentan que el único nombre que se percibe como contendiente real para retener la capital y competir por la gubernatura es el alcalde Bonilla, aun con las deficiencias que se le señalen.
La situación recuerda aquella frase de Pancho Barrio en 1991, cuando se supo quién sería el candidato del PRI para la elección de 1992, tras la larga disputa desde el “verano caliente” de 1986. Al enterarse de que el abanderado sería Jesús Macías Delgado, se dice que Barrio exclamó: “¡Uhm! Me echaron al más guango”, acusando que se había postulado deliberadamente a un candidato débil.
La historia podría repetirse.
Ojo con las decisiones.
No vaya a ser que después se consagre otra frase para la posteridad.






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