Obviamente la delincuencia no se detiene, siempre están pensando qué hacer y cómo evadir a la autoridad, si es que no está arreglada con ellos.
Pero cuando si lo está y la misma autoridad se hace de la vista gorda, y además aplica políticas de no veo, no oigo, no hago nada, la delincuencia se crece al grado de lo que hemos vivido en los últimos años, en concreto durante el gobierno de lópez Obrador.
Sin embargo, parece que este gobierno tiene la voluntad de enfrentar a la delincuencia organizada y frenar la espiral en la que venimos cayendo,
En tan solo un año se han detenido a cabecillas importantes de las bandas, se ha incautado droga, armas y bienes más que en todo el sexenio del López Obrador que dejó caer al país con su romántica, trasnochada e ilusa política de no combatir a los criminales porque también son personas y que tienen familia, hasta les decía públicamente que los iba a acusar con sus papás.
La política de combatir las causas de la desigualdad social y que ésta es caldo de cultivo para la delincuencia no se logra en seis años, ni en diez o veinte, se trata de una estrategia de muy largo plazo y que tiene que ver con el crecimiento económico del país en números reales altos, una distribución de la riqueza distinta y un efecto socioeconómico y cultural de largo plazo.
En el sexenio anterior no se creció económicamente, se aventó el dinero y se congraciaron con los que menos tienen, diciendo atender las causas, pero sin cuidar en lo mínimo el resto del efecto, es decir, descuidando los efectos de la delincuencia, sin tocarlos.
Cuando antes, por lo menos aún con toda la corrupción que ha existido en este asunto, se combatía a uno o dos cárteles nacionales de la delincuencia y la ordinaria se le perseguía.
El problema político de hoy es que se sabe con números, opiniones, y datos duros que este gobierno en seguridad hace mejor las cosas, pero se resisten a aceptar los malos manejos que en este rubro se hicieron por el pasado gobierno,
Que los efectos negativos del crecimiento y empoderamiento de bandas por todo el país, su armamento y desfachatez para actuar con una herencia maldita, y que tarde o temprano tendrán que señalar la omisión grave del pasado inmediato, porque pretender seguir con el discurso de acusar a Calderón después de 12 años de otros gobiernos, ya nadie se los cree.
La Secretaría de Seguridad hoy está en manos de quien, si sabe y actúa en consecuencia, ojala y la politiquería interna con las que las huestes de morena se mueven, no terminen poniéndole el pie, a García Harfuch.
En la Opinión: Marco Aurelio Guevara y Juan Pablo Macías.
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