ES CUESTIÓN de días —nos dicen— para que por fin arranque la reparación de al menos 15 semáforos que llevan meses sin funcionar. Algunos están en cruceros clave y su falla ha generado caos vial constante. Además, se espera que inicien los trabajos de pintado en pasos peatonales y señalización vial, un rubro en el que la capital ha estado en abandono total, al grado de volverse una verdadera crisis.

Nos aseguran que eso está por solucionarse, aunque la gente sigue sin entender cómo permitieron que la ciudad llegara a este punto. A eso súmele la bronca de los baches: todos los días se ven cuadrillas “tapando y tapando”, aunque el problema parece no tener fin.

ESTE FIN DE SEMANA se viene el relanzamiento del PAN. Habrá marcha en la Ciudad de México, presentación de nuevo logo, nuevo discurso y, dicen, una estrategia más incluyente, abierta tanto a militantes como a ciudadanos sin afiliación partidista.

¿La razón? Tal vez porque, después de aliarse con el PRI, ya no hay vuelta atrás. El paso más difícil ya lo dieron.

La gran pregunta es: ¿qué causas van a abanderar? Porque si no logran conectar con la ciudadanía —aprovechando las fracturas internas de la 4T— no tendrán oportunidad, por más relanzamiento que hagan. Hoy por hoy, Morena sigue teniendo el control político y una base sólida.

Los partidos de oposición necesitan hacer todo y de todo para pensar en una posible victoria en 2027. Solos no van a llegar a ningún lado. La apuesta será por un bloque común, una alianza real que va más allá de los discursos y que implique incluso la unión de marcas, logos y estructuras.

Difícil, sí, sobre todo porque muchos de los grupos que viven de los partidos no están dispuestos a soltar la ubre. Ahí están los ejemplos: Dante Delgado, Alito Moreno… nombres que siguen jugando más a su beneficio que al de un verdadero proyecto nacional.

Pero ahora sí les llegó la lumbre a los aparejos. O se unen, dejan sus intereses de lado y construyen junto con los ciudadanos una verdadera oposición, o váyanse despidiendo.

En la Opinión: Marco Aurelio Guevara y Juan Pablo Macías.