Se ha sabido poco, pero son muchos. Los casos más sonados son los de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar, y su esposo, a quienes —según se dice— les fue retirada la visa por parte de las autoridades estadounidenses. De acuerdo con información de la agencia Reuters, ya son más de 50 los servidores públicos mexicanos que se han quedado sin visa.

La publicación detalla que la mayoría pertenece a Morena, el partido en el gobierno, aunque también hay decenas de funcionarios de otras fuerzas políticas. Solo algunos casos se han hecho públicos, como el de la gobernadora bajacaliforniana y el de varios alcaldes y diputados de distintas regiones del país. Sin embargo, no se ha revelado una lista completa.

La propia Marina del Pilar ha negado tener cualquier vínculo con el crimen organizado. Aun así, el nuevo reporte indica que la cancelación de visas alcanza una dimensión mucho mayor de lo que se había supuesto.

Así que no pocos políticos mexicanos andan preocupados: unos por no poder asistir a los juegos de la NFL, otros por perder sus escapadas a Las Vegas o sus compras en la Quinta Avenida de Nueva York. Porque, claro está, no todos están acostumbrados a comprar ropa en el Ross.

HOY FUE un día de paros y bloqueos. Los agricultores, con su eterno conflicto por las importaciones de granos, los precios de garantía —que no garantizan nada— y la tan mencionada “soberanía alimentaria”, tomaron vías férreas y bloquearon el paso del tren en Jiménez y Delicias, además de la caseta de cobro en la carretera a Cuauhtémoc. Un asunto nada nuevo, pero que sigue exigiendo atención urgente. A ver hasta cuándo.

Por otra parte, hubo protestas de trabajadores del SAT y del INEGI, algo que a la 4T no le gusta reconocer, pues cree que los empleados públicos son parte del movimiento y no sufren. Pero ni que todos fueran Noroña, Adán Augusto o Monreal. Reclaman incumplimiento de pagos y compensaciones salariales.

En resumen, también este gobierno les “hamaquea” con los mismos cuentos.
Una vez más se demuestra que muchos funcionarios de alto nivel descubren lo fácil que es gritar desde la oposición y lo incómodo que resulta responder cuando se está en el poder.
Una película que, como sabemos, se repite sexenio tras sexenio, sin importar el color del partido.

En la Opinión: Marco Aurelio Guevara y Juan Pablo Macías.