Ayer celebramos el 215 aniversario de la Independencia de México, pero tristemente seguimos siendo producto del adoctrinamiento, ese adoctrinamiento que durante dos siglos hemos recibido de los políticos de cada época, de cada turno en el gobierno.

Es un lastre esa idea de haber sido conquistados por los Españoles, sin detenernos a estudiar la historia y darnos cuenta por ejemplo que Hernán Cortés al mando de 1,500 soldados y 100 mil indígenas de varias tribus que se unieron contra los Mexicas.

Sí, esos Mexicas que tenían sometidos a los pueblos por más de 200 años haciendo sacrificios, rituales y canibalismo; México es México después de la caída de Tenochtitlan, y con este nombre, después de la nueva España, es decir 300 años después de la llamada Conquista.

México somos lo que somos, orgullosos de serlo, de su cultura, de su comida, de sus templos, del mariachi, de su gente; sí pero del mestizaje, somos lo que somos por una gran fusión racial y cultural obvio!

El inicio de lo que hoy es México arranca cuando España ni era España y México no era México. Por eso, insistimos en que tenemos un lastre al creernos que seriamos mejores sin la “llamada” Conquista.

Borremos las frustraciones mentales de haber sido conquistados, porque los que hoy habitamos esta gran Mesoamérica ya somos producto del mestizaje, somos fusión hispana, fusión de originarios de estas tierras y quienes llegaron acá.

Dividirnos socialmente a través del adoctrinamiento ha sido nuestra condena, separnos social, política o culturalmente entre blancos e indios, entre originarios y conquistadores, en ricos pobres, entre liberales y conservadores, nos ha llevado a la mediocridad como país, ¿por qué no mejor pensar en que somos una «gran raza» diversa?