La visita el viernes pasado de la presidenta Claudia Sheinbaum a Chihuahua dejó más interrogantes que certezas. Como suele ocurrir en las giras presidenciales, hubo discursos cargados de optimismo, anuncios de inversión y compromisos con la ciudadanía. Sin embargo, la pregunta central permanece: ¿qué tan lejos están las palabras de la realidad que vivimos los chihuahuenses?
En un estado marcado por contrastes, la mandataria dejó sobre la mesa algunos anuncios de peso: la construcción de un nuevo hospital del ISSSTE en la capital y la conformación de 62 Centros de Educación y Cuidado Infantil.
Sheinbaum buscó tender puentes con la gobernadora Maru Campos, lo cual no es menor. Chihuahua no ha estado exento de tensiones con el centro del país, y la relación política entre Palacio Nacional y el Gobierno Estatal siempre ha sido un campo minado.
En ese sentido, la imagen de ambas mandatarias compartiendo agenda proyecta un mensaje de cooperación. Pero la ciudadanía sabe que la foto no basta: la coordinación real se mide en resultados, no en discursos.
En conclusión, la visita de Claudia Sheinbaum a Chihuahua puede leerse como un primer acercamiento, un gesto político necesario. Sin embargo, los chihuahuenses no quieren ser únicamente receptores de promesas; exigen resultados palpables en seguridad, infraestructura y salud.
El discurso ya lo escuchamos; ahora toca que la presidenta demuestre, con hechos, que Chihuahua también está en la agenda real del país.
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