La reciente política migratoria del gobierno de Donald Trump, marcada por un endurecimiento en las redadas contra migrantes y nuevas cargas fiscales sobre las remesas, ha provocado una drástica caída en el flujo de dinero enviado a México, afectando de manera directa a millones de familias en el país.
De acuerdo con estimaciones preliminares del sector financiero, más de dos terceras partes de las entidades federativas han reportado disminuciones de hasta el 15% en el ingreso por remesas, una situación que golpea especialmente a los estados del centro y sur del país, donde el dinero proveniente del extranjero representa una fuente esencial para el consumo familiar.
Según expertos, el aumento de los impuestos y revisiones sobre transferencias internacionales ha generado que muchos migrantes opten por enviar menos dinero o recurrir a canales informales, lo que incrementa el riesgo financiero y la pérdida de valor en los envíos.
Estados como Michoacán, Guanajuato, Zacatecas y Oaxaca, tradicionalmente líderes en recepción de remesas, son los más afectados. Sin embargo, el fenómeno ya se refleja también en regiones del norte como Chihuahua, Durango y Coahuila, donde miles de familias dependen de ese ingreso mensual.
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