Como buen mercadólogo que soy y padre de familia que empuja un carrito mientras esquiva a
señoras con lista en mano cada fin de semana cumplo el ritual sagrado de ir a “hacer el mandado”.
Para mí, el supermercado es más que un lugar de compras; es un museo moderno donde se exhibe
el ingenio, el marketing y hasta la terquedad de quienes lograron meter su producto al anaquel a
pesar de que ya no hay un lugar para un producto más.
La realidad es que me entretengo husmeando como detective de pasillo: a qué proveedor le
torcieron el brazo con más días de crédito para ganarse el mejor lugar en el anaquel o a quién se
aventó el rediseño de empaque para verse “más fit” aunque el contenido siga igual de calórico.
Y siempre aparece el clásico crítico de pasillo: “tienen mucha azúcar”, “traen conservadores”, “no
son tan saludables”. Como si nuestros abuelos hubieran crecido a base Quinoa y agua alcalina. La
neta es que desde hace generaciones los productos industrializados se volvieron el pan o mejor
dicho, la galleta de cada día
Pero hoy quiero hablar de esos productos redondos que lograron lo que muchos sueñan: calidad,
sabor, valor agregado y, sobre todo, permanencia en el mercado. Y quizás puedan existir más con
mejor calidad, pero estos suelen ser los más populares y que suelen ser ejemplos que demuestran
que, de vez en cuando, hay chihuahuenses que están por arriba de la media.
Pinolitas: las galletas que no se rinden
Una galleta hecha de maíz y pinole. Simple, ¿no? Pero ahí están las Pinolitas, sobreviviendo década
tras década, codeándose con gigantes nacionales en los anaqueles de los supermercados. No
presumen rellenos europeos ni nombres en inglés, pero se mantienen firmes como las verdaderas
“coricos de exportación”. Orgullosamente locales, dulcemente tercas.
Leche Zaragoza: tradición servida en vaso
En un estado ganadero, sería imperdonable no tener lácteos de calidad. Y ahí está Leche Zaragoza,
con más de medio siglo ocupando el refrigerador chihuahuense. Supo diversificarse antes que
muchos: leche fresca, deslactosada, yogurth, jugos y todo lo que se pueda ordeñar del negocio.
Además, han sabido vender bien la experiencia: desde las visitas al rancho hasta ese ventanal
famoso sobre la avenida Flores Magón donde puedes ver el proceso de envasado. Un espectáculo
lácteo para toda la familia.
Chimex: la salchicha con acento norteño
Si algo distingue al chihuahuense, además de la prolongada “ch”, es la salchicha Chimex. Esa que
no sabe igual en ninguna otra parte del país, y que aquí se vuelve el comodín perfecto: en la
discada, en los lonches, en el guisado de fin de quincena con Chorizo, chile, tomate y cebolla. Ni los
grandes embutidores nacionales han podido replicar su sabor tan característico. Hoy forma parte
de Sigma Alimentos, sí, pero sigue siendo un producto con sabor a casa.
Crema Del Real: Porque en el desierto no hay lugar para codos secos.
¿A quién se le ocurre lanzar un producto de cuidado de piel en un clima como el nuestro, que pasa
de resecarte a quemarte con el sol? Pues alguien en Chihuahua lo hizo hace más de 40 años. Y vaya
que fue apuesta visionaria: arrancaron con una crema base y hoy tienen una gama amplia a precios
accesibles para todos. Que nadie se haga: ya no hay pretexto para no llegar “brilloso” y
presentable a las fiestas familiares. Un ejemplo de cómo un mercado que parecía impensable en el
norte extremo, terminó consolidándose en el tocador de los hogares.
Manzanita Soto: la joya burbujeante
Y cerramos con la estrella indiscutible: la Manzanita Soto. Creada en 1945, aún brilla en cada
refrigerador de tienda o fonda local, compartiendo espacio con multinacionales sin complejos de
inferioridad. Porque, seamos claros: ningún refresco de manzana del mundo ha podido desbancar
a la Manzanita Soto del corazón del chihuahuense. Encontrarte una es como recibir un guiño
cómplice de tu propia tierra.
Y Sí, algunos dirán que no son productos saludables, que tienen azúcar, sodio o conservadores.
Pero seamos honestos: cuando el hambre aprieta y el antojo manda, los productos de Chihuahua
llevan la ventaja.
Julio C. Rodríguez Ornelas
Nacido bajo el signo de Tauro, Mercadólogo de profesión con más 15 años en el área de publicidad,
comunicación y producción audiovisual. Asegura que las pizzas están sobrevaloradas y piensa que
la gente ausente causa una mejor impresión.
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