En Chihuahua ya se empieza a sentir el invierno… o al menos a ese vientecito traicionero que nos recuerda que se viene la temporada donde el frío no solo cala, sino que exige respeto. Tres meses, si la tradición no falla; que empiezan cuando diciembre quiere y terminan, como dicta el calendario moral del norteño, el 21 de marzo. Tres meses de una relación tóxica: de amor eterno para los team frío, pero de la queja constante para todo el resto del estado.
Porque seamos honestos: los que dicen amar el frío jamás han salido a “disfrutarlo” como se les ve disfrutando del verano en sus redes sociales; nadie se va a pasear a la presa cuando estamos a -2 grados, nadie hace carne asada en la terraza “para sentir el clima rico”. El frío en Chihuahua se disfruta… desde adentro, detrás de una ventana, con cobija San Marcos y chocolate caliente que uno toma no por antojo, sino por obligación moral.
Y aunque el famoso “cambio de horario” ya es cosa del pasado esa tradición tan norteña de amanecer de noche y salir del trabajo de noche, la ciudad sigue apagándose en invierno. Es como si el termómetro fuera un switch emocional: baja la temperatura, baja la vida social, baja el ánimo y sube el justificante perfecto para no hacer nada.
Porque así somos: si llueve, mejor nos quedamos en casa; si hace calor, nadie aguanta el sol; si hace frío, deberían suspender labores. Es tan contradictorio el comportamiento del chihuahuense que uno pensaría que vivimos en Londres o Nueva York, ciudades donde, si cerraran oficinas cada vez que cae nieve, no trabajarían en todo el año. Pero aquí no: aquí basta con que baje de 10 grados para que medio mundo decida que la actividad humana es opcional o si hacemos home office.
Y aún más irónico: le ponemos suéter al perro para que no se resfríe ¿pero las vacas?, ahí andan, enteras, sin bufanda, enfrentando el mismo clima donde nomas les faltan los patines para disfrutar de la pista de Hielo. Pero no, uno cree que “firulais” sí se nos enferma.
Aun así, llegan estos meses hermosos de vivir aferrados al pretexto universal del invierno. Qué delicioso es decir “se puso helado, ya mejor no salimos”, aunque estés a medio arreglarte. Qué mágico es esperar la helada para, ahora sí; revisar la fuga de la tubería que lleva dos meses goteando. Qué emocionante es ilusionarse con que este año sí va a nevar, porque cómo no, si ya toca. Y claro, qué reconfortante comer de más y culpar al frío, como si la lonja hibernara junto con los osos.
Se viene el invierno: la temporada donde Chihuahua parece detenerse… y donde el chihuahuense f inalmente se siente autorizado a vivir su comedia anual, esa mezcla perfecta entre drama climático y costumbre social que define, sin falta, cada cierre de año en nuestra ciudad.
Julio C. Rodríguez Ornelas.
Nacido bajo el signo de Tauro, Mercadólogo de profesión con más 15 años en el área de publicidad, comunicación y producción audiovisual. Asegura que las pizzas están sobrevaloradas y piensa que la gente ausente causa una mejor impresión.






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