Chihuahua, La Suiza con botas y sombrero…según sus habitantes.

Sep 25, 2025 | Opinión

Que bonitas son las fiestas patrias pero en Chihuahua tenemos un sueño recurrente, casi tan tradicional como la carne asada de fin de semana o ir a dar la vuelta al Fashion Mall: independizarnos del resto de México. La idea suena heroica, patriótica, casi revolucionaria, y se repite en sobremesas con la misma seriedad con la que se habla de ovnis o de que “el norte mantiene al sur”.

El argumento es simple: “acá sí trabajamos”, “acá sí somos valientes y leales… ahí dice en el escudo”. Bajo esa lógica, Chihuahua sería una especie de Suiza con sombrero y botas, una potencia autosuficiente que se bastaría de su propio PIB, de sus recursos naturales y de la mística bravura de sus habitantes. ¡Ah! y de sus políticos bravos, que de sobra sabemos cómo abundan.

Pero la realidad es menos épica. Muchos países que intentaron la independencia se estrellaron contra el muro de la economía, la política y la geopolítica. Porque la independencia no es un póster motivacional, sino un proceso complejo. Ejemplos sobran:

  • Andorra, un microestado que sobrevive gracias a un acuerdo histórico entre Francia y España, el turismo de esquí y su fama de paraíso fiscal. Sí, independiente, pero bajo tutela constante de sus vecinos. Como cuando tus hijos presumen que ya compraron su carro… pero todavía les prestas para la gasolina.
  • Montenegro, que se separó de Serbia en 2006 y logró estabilidad relativa, pero con una economía frágil que depende del turismo y la ayuda de la Unión Europea. Como cuando tus hijos se “independizan”, pero siguen pidiéndote para la renta.
  • Kosovo, declarado independiente en 2008, aún lucha por ser reconocido por todos los países del mundo y vive bajo la tensión permanente con Serbia. Como cuando tus hijos intentan correrte de tu propia casa.

En todos estos casos, la independencia trajo un costo altísimo: negociaciones internacionales, economías vulnerables y una dependencia indirecta de grandes potencias. No fue tan sencillo como gritar “¡ya no queremos pertenecer!” y ponerse a imprimir pasaportes a diestra y siniestra.

Y luego están los que ni pudieron ni quisieron, porque vieron la película hasta el final y ya no les gustó:

  • Cataluña, pese a su músculo económico, descubrió que la independencia no se decide en plazas sino en los escritorios de Bruselas y Madrid. Como los hijos que se quieren ir, pero no se mueven hasta que los papás digan “ok, váyanse”.
  • Texas y California, motores de Estados Unidos, saben que salirse sería pegarse un tiro en el pie con pistola de oro: luciría bonito, pero igual duele y te deja cojo. Como los hijos que sueñan con irse, pero no se pueden llevar nada de la casa de sus papás.

Ahora, volvamos a Chihuahua. ¿De verdad tenemos con qué sostener una república independiente? La respuesta corta es: no. Por más que nos creamos los reyes del desierto, estamos muy por debajo de las zonas productivas del país. Ahí están Veracruz, con su puerto; Baja California, con su industria maquiladora; Guanajuato, con su corredor automotriz; Nuevo León, con su músculo industrial; Jalisco, con su innovación tecnológica; y, por supuesto, CDMX y Estado de México, que siguen siendo el corazón económico y político del país.

Pensar que Chihuahua podría bastarse por sí mismo es un delirio norteño disfrazado de orgullo regional, un espejismo en el desierto. Porque sí, trabajamos, producimos, exportamos carne y manzanas, pero eso no alcanza para sostener un Estado moderno, con infraestructura, salud, educación, seguridad y desarrollo al nivel de una nación independiente.

La supuesta independencia de Chihuahua vive en la misma categoría que el unicornio, el chupacabras y el Cruz Azul bicampeón: entretenida para la plática, útil para inflar el pecho, pero inútil para la vida real.

Chihuahua no está listo para ser república, ni confederación, ni protectorado. Apenas y nos alcanza para ser lo que somos: un estado que presume más de lo que produce, que cree que mantiene a los demás, pero que en la práctica sigue dependiendo del sistema que tanto critica.

En conclusión, la “República Independiente de Chihuahua” es exactamente eso: una ocurrencia de sobremesa.

Julio C. Rodríguez Ornelas

Nacido bajo el signo de Tauro, Mercadólogo de profesión con más 15 años en el área de publicidad, comunicación y producción audiovisual. Asegura que las pizzas están sobrevaloradas y piensa que la gente ausente causa una mejor impresión.

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez Sosa es Editor en Jefe de Noticieros Radiorama, donde encabeza el trabajo informativo con responsabilidad, liderazgo y compromiso hacia la audiencia. Con más de 20 años de experiencia en el periodismo, ha desarrollado una sólida trayectoria en medios de comunicación, destacando por su capacidad de análisis, su rigor profesional y su visión crítica de la realidad social y política de Chihuahua y del país. Su labor diaria se centra en fortalecer el vínculo entre la noticia y la ciudadanía, ofreciendo información clara, veraz y oportuna, siempre con el objetivo de servir a la sociedad.

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